domingo, octubre 01, 2006


Lev Vygotsky y la escuela histórica-cultural rusa (I Parte).


Un destacado teórico e investigador en el ámbito de la cognición, contemporáneo de Dewey, fue el psicólogo ruso Lev Vygotsky, considerado como el principal fundador del enfoque de la cognición situada y quien junto a Alexander Luria y a Alexei Leontiev, conformaron en la década de 1920 la escuela histórico-cultural rusa, inspirada en la filosofía de Karl Marx. Desde este enfoque, constituye un gran error limitar el estudio de la psicología a las conductas directamente observables y suponer que el condicionamiento reflejo puede explicar, por sí solo, la complejidad del comportamiento humano, idea bastante difundida a principios del siglo pasado.

Vygotsky, si bien, no cuestiona el avance que ha significado el estudio del asociacionismo reflejo para la psicología, donde destaca el trabajo de su compatriota, el afamado fisiólogo y Premio Nóbel, Iván Pavlov, sí se manifiesta muy crítico del enfoque que adoptó el conductismo estadounidense, similar al enfoque reflexológico de Bekhterev, el cual pretendía hacer equivalente la conducta humana a la conducta animal, obviando el tema de la conciencia y entendiendo la conducta como una mera respuesta o reacción ante un estímulo determinado. En un trabajo publicado en 1925[1], Vygotsky señala que es imposible estudiar una reacción en forma abstracta, no considerando los movimientos o respuestas internas que presenta el individuo y que forman parte de la complejidad de su estructura en tanto organismo. La psicología científica, señala este autor, no puede ignorar la conciencia al abordar su objeto de estudio, debiendo interpretarla de un modo similar a como lo hace con las demás reacciones del organismo.

Reconociendo el pasado común que compartimos los seres humanos con los animales, Vygotsky, plantea que existen diferencias significativas que no pueden ser soslayadas por la psicología. La conducta que tienen los seres humanos en su vida cotidiana, no se basa sólo en una sumatoria de reflejos incondicionados y condicionados, como sucedería con la conducta animal, sino que, fundamentalmente, en la experiencia de las generaciones pasadas, la cual no se transmite a través de los genes. Esto constituiría la experiencia histórica, una experiencia social, una experiencia de otras personas a las cuales cada sujeto puede acceder, de un modo vicario, a través del lenguaje. Esta vivencia sería característica de los seres humanos y correspondería al componente social de la conducta. Así, a través del uso del lenguaje, el desarrollo deja de ser sólo un proceso biológico y pasa a ser también un proceso sociocultural. Durante su desarrollo, el niño no sólo crece, sino que también adquiere, en forma gradual al interactuar con otras personas, una serie de habilidades que dan lugar a nuevos patrones de comportamiento. “En el proceso del desarrollo el niño no sólo madura, sino que es re-armado”[2], dice Luria, aludiendo a la idea de que el entorno sociocultural cambia la estructura natural, genéticamente heredada, del ser humano, permitiéndole superar sus limitaciones biológicas y adaptarse de una manera más óptima a las circunstancias particulares que le toque vivir.


[1] Vygotsky, Lev. Consciousness as a problem in the psychology of behavior. 1925. (http://www.marxists.org/archive/vygotsky/works/1925/consciousness.htm)

[2] Luria, Alexander. The child and his behavior en Luria, A. y Vygotsky, L. Ape, Primitive Man, and Child: Essays in the History of Behaviour. 1930. (http://www.marxists.org/archive/luria/works/1930/child/ch06.htm)

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