miércoles, enero 31, 2007

Introducción al Constructivismo.


¿Ha tomado conciencia de lo que está usted haciendo en este preciso momento?.
¿Se ha dado cuenta de que está mirando estos signos en forma ordenada, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, y que mientras lo hace le está dando significado a estos píxeles, que si los imprimiera corresponderían a “manchas de tinta”?
¿Qué hace usted cuando está leyendo?, ¿le parece un proceso automático que no requiere de mayor atención?
If I begin to write in english, can you read in the same way?. ¿Qué pasa?, ¿sigue ahora siendo un proceso automático?.

En la medida que siga leyendo este texto comenzará a hacerse algunas preguntas. Es raro encontrar un texto como éste, que en forma directa lo invita a reflexionar sobre las operaciones que realizamos cada vez que leemos un texto, o cada vez que respiramos, o cada vez que emitimos un juicio, o cada vez que tomamos conciencia de que nos hayamos insertos en la praxis del vivir.

Tenga cuidado, está próximo a entrar en un terreno particularmente delicado. Quizás sería adecuado que en este momento tratase de persuadirlo de que dejase de leer. Es más, me atrevo a recomendarle que detenga su lectura en este momento y piense si realmente desea asumir las consecuencias de continuarla. Me siento con la responsabilidad de señalarle que este texto es potencialmente muy peligroso, más aún, en estricto rigor, debiera circular de un modo muy secreto y clandestino. ¿Cuál es el peligro?...dejar de vivir el apacible mundo que usted cree habitar, terminar con esa inocencia que le permite vivir tranquilamente sus días, sin asumir las consecuencias del ser consciente de nuestra condición de seres humanos, del cómo operamos en nuestro vivir cotidiano.

Le insisto que es mejor que deje de leer antes de que comience a preguntarse ¿qué estoy realmente haciendo?, ¿quién me está haciendo preguntas?, ¿estaré leyendo o conversando con el autor del texto?, ¿estaré interactuando con esta pantalla y las “manchitas de colores”? o ¿estaré manteniendo un diálogo conmigo mismo?. Si me estoy formulando preguntas, ¿a quién se las estoy haciendo?, ¿será que este texto tiene la intención de volver loco al que lo lee?.
Si se siente un poco confundido, o le parece que este texto es extraño y un poco raro, significa que no aceptó la invitación de dejar de leer, que le propuse un momento atrás. Significa también que decidió seguir interactuando conmigo a través de este texto...o seguir interactuando con esta pantalla...o seguir interactuando con usted mismo(a) en la medida que continúa la lectura.
Por favor, no deseo abusar de su paciencia, sé que su tiempo es valioso y no está dispuesto a perderlo con textos fútiles. Consciente de ello, le vuelvo a preguntar: ¿qué hace usted cuando está leyendo?, ¿qué le pasa cuando lee?, ¿qué le está pasando ahora mientras mira estas letras que conforman palabras y oraciones?

Es probable que esté pensando que lo que le pasa dependerá del texto que esté leyendo. Interesante, pues eso nos lleva a aceptar que este texto que tiene frente a usted y las “manchitas de colores” que contiene no son triviales. Es decir, algo efectivamente le pasa cuando está leyendo. Esto parece muy obvio si pensamos que cuando leemos una “noticia importante” no nos mantenemos neutrales, que si leemos un reportaje que se titula: “Las costumbres sexuales de los chilenos”, es posible que nos concentremos en su contenido y nos evaluemos en relación con lo que allí se plantea. En fin, cotidianamente lo que leemos parece “tocarnos”, de uno u otro modo. Cabe preguntarse, ¿cómo nos puede “tocar” el texto de un blog o una hoja de papel impresa?, ¿realmente cree que este texto “lo está tocando”?, ¿qué poder mágico tendrá internet y su contenido que logra incidir en lo que usted está ahora pensando, sintiendo o recordando?

Lo invito a hacer un ejercicio, por favor, imagínese recostado en una playa solitaria, de arena muy fina y clara. Sobre usted un sol muy cálido y agradable, al frente suyo, un mar de aguas color turquesa. La playa está rodeada de vegetación y se escucha el murmurar de las hojas al contacto del refrescante viento que a esa hora sopla. Mira en torno suyo y le parece increíble tanta tranquilidad, tanta calma, tanta paz y belleza, parece que está todo en una sabia armonía natural.

¿Qué le pasa?, ¿dónde está?, ¿adónde fue?. No me diga que logró imaginar que estaba en una playa. Más bien, dígaselo si así fue...y si no...también. ¿Acaso fui yo el que le propuso esa experiencia?, ¿no fue más bien usted quien aceptó o no la invitación?, ¿sigue creyendo que este texto tiene alguna influencia sobre usted?, ¿o yo a través de este espacio virtual?.

¿De qué forma podría incidir este blog en su conducta o en sus procesos psicológicos?, por no llamarlos “mentales”. Lo invito a dar un salto y salirnos de este texto y de la lectura. Traigamos otro mundo o realidad a la mano. Miremos a nuestro alrededor, recordemos nuestras interacciones con otros seres humanos. Tomemos conciencia de cómo nos sentimos tocados y cómo tocamos a los demás, aunque no siempre en forma física, cada vez que interactuamos con otras personas. En nuestra experiencia del vivir, podemos constatar que las personas nos tocan de distinta manera y, que a su vez, las tocamos de modos muy diversos e impredecibles. ¿Cómo nos tocamos con quienes nos rodean?, ¿de qué depende el modo de tocarnos?

Los seres humanos, al interactuar unos con otros, nos tocamos utilizando el lenguaje. Es a través del lenguaje que nos relacionamos, fundamentalmente, con quienes nos rodean y con el medio que nos circunda. Es a través del lenguaje que podemos traer diversos mundos a la mano, cada uno de los cuales configura una particular realidad y experiencia. Lo significativo, es que el lenguaje surge en la relación con otros seres humanos, es decir, en un contexto relacional, en el espacio que se da entre un ser humano y otro, no en el interior de la cabeza de alguno de ellos, como tradicionalmente se cree.

Si este texto lo ha tocado, ha sido por el lenguaje, en este caso escrito, que contiene. Fíjese que no se trata de una simple pantalla o imagen, ni de meras manchas de colores, muy por el contrario, se trata de un texto significativo, si tenemos la capacidad de saber leer en español.

Por favor, preste atención a lo anteriormente señalado. Este texto no es significativo en sí mismo. Para que tenga significado debemos cumplir con una condición, esto es, debemos saber leer español. Si estuviera escrito en hebreo o en japonés, no tendría para nosotros el mismo sentido, más aún, no habría tenido este texto la capacidad de tocarnos. ¿Qué implica esto?, ¿a dónde nos lleva?.

Este texto tiene la capacidad de tocarnos porque nosotros tenemos la capacidad de que nos toque, si no tuviéramos la capacidad de ser tocados por este texto, éste carecería de significado y sentido para nosotros. No crea que se trata de un juego retórico. Esto último es de suma importancia y trascendencia en nuestro operar como seres humanos. Nada nos puede tocar si no tenemos la capacidad de ser tocados por ese algo o alguien. Dicho de otro modo, no es el mundo circundante el que define si nos toca o no, sino nosotros, en nuestra condición de seres humanos particulares.

Esta capacidad de ser tocados es una propiedad que nos permite nuestra biología, ciertamente. Nuestra estructura biológica, la organización particular que presenta, nos da las bases para tener la capacidad de interactuar con nuestro entorno. Todo lo que hacemos, lo hacemos porque nuestra biología nos permite hacerlo. En este sentido, se plantea que nuestra biología nos limita, nos pone un límite operacional, no nos podemos salir de ella. A esto se refiere el profesor Humberto Maturana cuando plantea la idea del determinismo estructural, pues estamos determinados por nuestra estructura biológica. No podemos volar, no podemos percibir la radiación ultravioleta, sólo podemos oír sonidos que se hallan en una determinada frecuencia, en fin, no podemos escapar a nuestra condición de seres humanos, condición que implica un alto nivel de plasticidad, gracias al desarrollo que ha presentado nuestra biología.

Sin embargo, además de nuestra limitación biológica, hay una limitación que está definida por nuestra historia de experiencias. Las experiencias que hemos vivido también nos limitan, del mismo modo que lo hacen aquellas experiencias no vividas. Vuelvo sobre la idea de que si no entendiéramos el español, lo que en estos momentos está observando tendría un significado muy distinto. Nuestra experiencia nos permite darle o no ciertos significados a ciertos hechos o sucesos vividos. Una experiencia se constituye en la base de las experiencias futuras, dándole sentido a nuestro vivir y definiendo el mundo que somos capaces de traer a la mano. Distintas historias de vida traen a la mano distintos mundos posibles y, por tanto, distintas realidades.

¿Qué estoy tratando de plantear?

Que el mundo que nosotros vivimos, la realidad que creemos vivir, es tan sólo una de las tantas realidades posibles de traer a la mano. Que la realidad y el mundo que vivimos no dependen exclusivamente de lo que sucede “fuera” nuestro, sino por el contrario, dependen fundamentalmente de lo que sucede “dentro” nuestro, depende de las huellas que han dejado nuestras experiencias, que se han ido apilando unas sobre otras desde el momento de nuestro nacimiento. Somos nosotros los que le damos sentido al mundo, no es el mundo el que tiene sentido en sí mismo. Somos nosotros quienes le damos significado a estas “manchitas de colores”, ellas en sí mismas no son más que “manchas”. Somos nosotros los que le damos significado a lo que nos dice un amigo o nuestro jefe, o nuestra pareja, pues sus palabras, en sí mismas, son sólo sonidos que somos capaces de producir los seres humanos, sonidos, por lo demás, que aprendemos a producir en nuestra historia de interacciones humanas.

Ahora podríamos preguntarnos: ¿si las distintas personas tenemos distintas experiencias e historias de vida, entonces tenemos y vivimos distintas realidades todas igualmente legítimas?, ¿si hubiésemos nacido en Bombay o en Nigeria seríamos los mismos?, ¿es más válido el mundo que vive un croata o un canadiense o un chilote que el mundo que nosotros vivimos?, ¿es posible culpar a alguien por pensar, sentir o entender de un modo distinto al mío?, ¿qué tan conscientes somos de lo que implica estar determinados por nuestra historia de experiencias previas?, ¿qué tan responsables nos hacemos de nuestros particulares puntos de vista y creencias?.

Al comienzo, le advertí que este texto no debía leerlo, ya que optó por no hacerme caso, continuaré:

¿Existe un mundo totalmente independiente de nosotros?, ¿somos los seres humanos capaces de acceder a un conocimiento “objetivo” de la realidad?, ¿qué es lo que llamamos “real” en la vida cotidiana con tanta soltura de cuerpo?, ¿qué nos lleva a ver el mundo de sólo una manera posible?, ¿de quién estamos realmente hablando cuando emitimos un juicio?, ¿de qué estamos hablando cuando hablamos?, ¿qué escuchamos cuando escuchamos?, ¿a quién somos capaces de escuchar?, ¿dónde nos paramos cuando damos consejos?, ¿qué consecuencias tiene no hacernos cargo de nuestras limitaciones humanas?, ¿qué sucede cuando intentamos generalizar nuestras experiencias y darles validez universal?

Lo significativo, lo interesante, lo entretenido, no son cualidades “objetivas”, son distinciones que nosotros hacemos desde nuestras particulares experiencias, desde nuestra singular forma de “ver y escuchar” el mundo que nos rodea. Es posible que este texto le haya sido muy poco significativo, o quizás, algo significativo, en cualquier caso, eso no depende del texto. Es posible, incluso, que se haya molestado con la lectura de este artículo, si leyó con atención tendrá que reconocer que su molestia tampoco es responsabilidad del texto. Si su molestia lo hizo saltarse el texto y leer sólo este final para saber a dónde llevaba todo esto, tengo que comunicarle que tiene que leer el texto para entender su sentido. Si leyó el texto y no le encontró sentido a lo leído, le reitero que el sentido de lo leído no está en el texto. Si aún no entiende de qué trataba el texto, le sugiero que lo vuelva a leer con calma, aunque no le puedo garantizar que lo entienda, pues el entender, que requiere darle significado a lo leído, no depende sólo del texto. Si cree haber entendido algo y ese algo le parece muy loco o extraño, tengo que decirle que entendió más de lo que usted cree. Si al llegar a este punto de la lectura se siente un poco angustiado y confundido, significa que su capacidad para darle sentido a lo leído, es bastante buena. Si le parece que el texto que acaba de leer no era para nada peligroso, tenga paciencia, tómeselo con calma, poco a poco comenzará a entender de qué se trataba el texto. Si se está preguntando si existe o no este texto y si usted realmente está despierto mirando estas líneas, bienvenido, ahora entiende por qué le advertí que no leyera este texto.


Welcome to the Matrix.