lunes, julio 03, 2006


Relaciones Familiares y Salud Mental (I Parte).


Esta entrevista me la realizó la periodista Alejandra Gajardo a principios de este año para la Revista Catalina. Desconozco si fue publicada o si lo será en un futuro próximo, de todos modos, las respuestas completas que aparecen a continuación, es difícil que se puedan llegar a publicar.


1. ¿Qué consecuencias psicologicas puede tener un hijo cuyo padre no tuvo autoridad con él?


No se trata de que los padres tengan autoridad, en el sentido de poder, sobre los hijos, se trata más bien de que los padres y los hijos aprendan a convivir y respetarse mutuamente. El sentido de la familia, de la paternidad y de la maternidad, es cuidar, proteger y educar a los hijos, atender sus necesidades fundamentales. Los seres humanos somos la especie más vulnerable en nuestro proceso de desarrollo, nos toma mucho tiempo adquirir autonomía y aprender cómo vivir en un medio social.

En la infancia, fundamentalmente, necesitamos habitar un mundo estable, ordenado, con normas lo más claras posibles. Necesitamos de alguien que nos contenga, que nos limite, que nos frene, que nos señale el peligro, pues no tenemos la experiencia y el criterio para hacerlo nosotros. Esto no es ejercicio de la autoridad, es un ejercicio del amor, es el ejercicio del ser padres.

Tenemos que aprender que las normas tienen un profundo sentido social, las necesitamos para coordinar nuestra convivencia, para interactuar ordenadamente con los demás. Sin normas, explícitas e implícitas, no hay vida social posible, esto es lo que hay que enseñarles a los niños. Si logramos este objetivo, los padres no tendrán que invocar su “autoridad” para ser obedecidos, pues sus hijos habrán aprendido a colaborar para que la convivencia sea posible. Esto es vivir respetando a quienes nos rodean y el respeto sólo se aprende viviéndolo.

Si los padres no respetan a sus hijos, si no atienden sus necesidades, si no los escuchan, si no se interesan por lo que hacen, si no juegan con ellos, si no los acarician, si no les explican el sentido de las normas, si no les advierten de los peligros, entonces es muy probable que ese hijo o hija no se sienta amado por sus padres, se sienta inseguro, temeroso de enfrentar el mundo, incluso es muy probable que se enferme física y mentalmente. Como dice el Prof. Humberto Maturana, los seres humanos somos dependientes del amor, sin amor nos enfermamos e incluso nos morimos.

Ahora, si bien las consecuencias pueden ser muy diversas, pues finalmente dependerá de las características del sujeto y de su entorno más amplio, sí se puede señalar que la violencia, la drogadicción, el alcoholismo, el consumismo, la necesidad constante de aparentar, la promiscuidad sexual, el escaso respeto que tenemos por nuestro cuerpo, el miedo a asumir compromisos, la indiferencia, el fanatismo de cualquier tipo, el alto índice de trastornos mentales, entre otras conductas, son indicadores probables de esta falta de amor, de no habernos sentido respetados durante la infancia.

Si no respetamos a los niños durante sus primeros años de vida, difícilmente podemos esperar que sean respetuosos al llegar a la adolescencia, que es cuando muchas veces se manifiestan los problemas y cuando los padres quieren recuperar el tiempo perdido ejerciendo “la autoridad”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

.....Lo curioso del amor de padres es que nos hace ciegos, sordos y mudos, para poder compensar nuestras propias carencias infantiles...Se encuentra el equilibrio,que en el fondo es un desequilibrio mas que afecta nuestras vidas.Por eso antes de aprender a respetar debemos aprender a amar,así el respeto empieza por nosotros mismos,como seres individuales y únicos,amar a la vez es perdonar,y perdonar es cicatrizar heridas,una vez que se experimenta esto, educar para el amor es una situación que enaltece nuestro espiritu.Y nos hace mejores padres, mejores seres humanos, capaces de enseñar respeto,con nuestra propia vida, no en papeles ni en palabras......si no que en el día a día, con el ejemplo vivo.