lunes, julio 11, 2011


LA LÓGICA DEL DESCUBRIMIENTO
NORWOOD RUSSELL HANSON
(I Parte).


“Son las personas las que ven, no sus ojos.”
N. R. Hanson

Stephen Toulmin, describe a N. R. Hanson (1924-1967) como “un hombre fuera de su tiempo, un carácter del Renacimiento florentino desarrollado en los Estados Unidos contemporáneos.”(1) El mismo Toulmin, señ
ala que Hanson murió en Abril de 1967, cuando piloteaba su propio avión, actividad a la que se dedicó junto con la música, el dibujo, la física teórica y la filosofía.

En 1958, el mismo año en que se publicó “Patrones de descubrimiento”, uno de los dos libros que escribió, apareció un artículo de Hanson en The Journal of Philosophy titulado “La lógica del descubrimiento” (2) En este artículo, Hanson retoma la distinción hecha por F. Schiller entre la lógica de la justificación y la lógica del descubrimiento, señalando que la lógica de la justificación, tal como la lógica deductiva, ha sido la principal preocupación de los filósofos. Los filósofos de la ciencia, señala Hanson, han descrito cómo se puede sostener o defender una hipótesis una vez que se ha planteado, pero han dicho muy poco respecto a la formulación inicial de ésta. La excepción a lo anterior, estaría dada sólo por dos personajes: Aristóteles y Peirce, quienes reconocieron, cuando trataron lo que Peirce llamó la “retroducción”, que la formulación de una hipótesis es un asunto razonable. Hanson, señala que las razones que se tienen para sugerir o proponer inicialmente una hipótesis, pueden ser distintas a las razones que posteriormente nos llevan a aceptarla, lo cual no niega que en ocasiones, las razones que inspiraron la formulación de la hipótesis sean las mismas que nos llevan a su aceptación. El propósito de Hanson, en este artículo, es examinar las características del proceso de razonamiento que hay detrás de la formulación inicial de una hipótesis.

Hanson, en primer lugar, distingue las razones para aceptar una hipótesis determinada de las razones para sugerirla o formularla, distinción que no es compartida por todos los filósofos, algunos de los cuales sostienen, como Reichenbach, que la filosofía sólo debe tratar de la lógica de la justificación. Las razones para aceptar una hipótesis H, son aquellas que permiten pensar que H es verdadera. En cambio, las razones para sugerir o formular inicialmente H, son aquellas que hacen de H una conjetura plausible. Nadie discute que existen algunas diferencias entre sostener que H es verdadera y sostener que H es una conjetura plausible. La pregunta, dice Hanson, es si esto se trata de una distinción propia de la lógica o es más bien del ámbito de las distinciones psicológicas o sociológicas.


La filosofía de la ciencia, define los criterios para confirmar y testear H, lo que da lugar a la lógica de la justificación. Pero la aplicación de estos criterios, que permiten fundamentar la veracidad o aceptación de H, no se hace necesaria si antes no se ha formulado H como una conjetura plausible. En otras palabras, antes de someter una hipótesis a diversas pruebas que permitan dar cuenta de su validez, esta hipótesis tiene que haber sido considerada una explicación o idea plausible. Al mismo tiempo, otras explicaciones o conjeturas han sido descartadas o consideradas poco razonables para ser seriamente evaluadas como hipótesis plausibles.


Para Hanson, en algunos casos las razones para considerar una hipótesis y las razones para aceptarla son lógicamente diferentes. Basándose en Kepler, señala que una vez que éste había establecido que la órbita de Marte era una elipse (H), idea que rompía con toda la tradición astronómica hasta ese momento, generalizó su planteamiento para todos los demás planetas (H’).
Para proponer H’, Kepler se basó en diversas razones, entre las cuales ciertamente se encontraba que H (la hipótesis de que la órbita de Marte es elíptica) es verdadera. Marte es considerado un planeta típico, cuyas propiedades dinámicas también se encuentran en los otros planetas. Si su órbita es elipsoidal, entonces es razonable conjeturar que la órbita de Mercurio, Venus, Júpiter, Saturno e incluso la Tierra, es también elipsoidal, es decir, es razonable considerar, desarrollar y sugerir H’.

Sin embargo, estas razones no podrían establecer la verdad de H’, puesto que lo que hace razonable proponer H’ es de carácter analógico (Marte hace x; Marte es un planeta típico; luego (quizás) todos los planetas hacen x). Las analogías no pueden establecer hipótesis, sólo las observaciones pueden hacerlo, tal como lo considera el método hipotético-deductivo. Para establecer H’ se requiere observar las posiciones de los demás planetas y determinar si la curva que da cuenta de sus desplazamientos se aproxima al de la ecuación de una elipse. De ser así, se puede establecer H’. Pero esto no se habría hecho, ni sería razonable suponerlo, antes de que H’ hubiese sido propuesta o formulada. Hanson, plantea que no es correcto considerar que esta diferencia entre H’como propuesta y H’como establecida es sólo de carácter psicológico, como plantean algunos. Lo que son buenas razones para sostener y proponer una hipótesis y lo que no lo son, es un asunto que concierne a la lógica.


“Las cuestiones de sociología, psicología e intuición inspirada no son de interés para el pensador para el que la «reconstrucción racional» y la «axiomatización» son los objetivos primarios. Es así que a los filósofos «hipotético-deductivos» les parece que cualquier análisis, como el de Peirce, que pasa bajo el nombre de «retroducción» debe ser irrelevante para el análisis conceptual. La retroducción debe ocuparse, aparentemente, de simples cuestiones de hecho, de diversos aspectos psicológicos, de consideraciones sociológicas e históricas que tienen mucho que ver con el proceso, la «psicodinámica», de la resolución de problemas, pero poco, si algo, con la comprehensión de la estructura conceptual. Hay razones para resistirse a tal valoración final e intransigente de la retroducción.” (3)


(1) Prefacio al ensayo de Hanson publicado póstumamente en 1971 con el título “Observación y Explicación: Guía de la Filosofía de la Ciencia.” en Hanson, N.R. (1977) “Observación y Explicación”, Alianza Editorial, Madrid, p. 9.
(2) Prefacio al ensayo de Hanson publicado póstumamente en 1971 con el título “Observación y Explicación: Guía de la Filosofía de la Ciencia.” en Hanson, N.R. (1977) “Observación y Explicación”, Alianza Editorial, Madrid, p. 9.
(3) Hanson, N.R. (1977) “Observación y Explicación”, Alianza Editorial, Madrid, p. 51.